martes, 4 de octubre de 2016

Llegando a Chiapas

Km. 938





Parece mentira pero poco a poco vamos avanzando en este bonito viaje. La verdad es que han sido unos kilómetros que me han servido para reflexionar en lo personal. He atravesado la península de Yucatán, Campeche y he pasado de refilón por el estado de Tabasco.

El paisaje es increíblemente colorido y selvático. Son muchas las veces que me detengo a observar las vistas y aunque me paso el viaje sudando y bebiendo agua para nivelar los líquidos en mi interior, disfruto de las paradas en los restaurantes y tiendas de carretera en las que siempre encuentro una amable conversación.

Hasta ahora, el camino ha sido bastante llano sin mucho desnivel por lo que he hecho etapas largas que van de los 120 a los 160 kilómetros. Quizás demasiado. Mi propósito en lo venidero es hacer etapas mas cortas que no pasen de los 80 kilómetros. Lo que me pasa es que siempre se intenta llegar un poquito mas lejos al no haber poblaciones muy grandes y tener las piernas alegres, pero tengo que dosificarme un poco mejor.

A mitad de camino entre Bacalar y Palenque, llegué a Escárcega, que es una ciudad de unos 50.000 habitantes donde se comenzó a sacar una resina de un árbol autóctono para producir chicle. Aquí me recibió Pedro, que es una excepcional persona que acoge viajeros en su casa familiar y disfruta brindando hospitalidad y compartiendo charlas y platos típicos de las nacionalidades de sus nuevos inquilinos. Fue un privilegio, puesto que pude ver cómo vivían el día a día y me integré en la dinámica muy bien. Hasta estuve echando una mano en el restaurante- pizzeria de una amiga. Los lugareños se extrañaban de ver un extranjero por ahí y reí mucho con ellos al encajar sus bromas.

Entre tanto, los otros hospedajes fueron hostales muy básicos en los que abundaban los bichitos, pero a todo se acostumbra uno, máxime cuando se está cansado y con hambre.

En la última etapa, llegando a Palenque, estaba casi sin dinero, al no encontrar ningún cajero y tuve que medir mucho el gasto para poder comer y comprar agua. Al final, me las ingeniaba para que me llenaran los bidones gratis y es que creo que el agua es algo que no se niega a nadie. Eso sí, al llegar a Palenque, me he dado el homenaje con una buena cena bien regada por unas cuantas cervecitas en buena compañía de gente del hostal en el que me quedo.

He pensado quedarme unos días aquí y descansar un poco. Hoy he aprovechado para visitar las ruinas arqueológicas que como estamos en la temporada baja, ha merecido mucho la pena para ver cómo funcionaba una ciudad maya sin la masificación turística. Es un lugar en plena selva que inspira tranquilidad y una energía muy intensa de todo lo acontecido hace siglos.

El camino que me espera hacia San Cristobal de las Casas es bastante angosto y llego de desnivel por lo que estoy pensando una alternativa en caso de que lo vea muy peligroso por el tráfico. Puede que tenga que volver a sacar el dedo y esperar que algún alma cándida me lleve en su camioneta... ya veremos!!

Os dejo algunas fotos.

Un abrazo a todos los que me leéis y espero que os gusten las historietas.







5 comentarios:

  1. Me encanta leer tus lineas!!! Son una dosis de alegria; Una ventana que invita y motiva a vivir. Gracias por compartir tu experiencias.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Enorme Iker!!! Nunca he seguido um blog y esta vez va a ser la primera, espero que todo te vaya bien y ya sabes si necesitas algo un llamacuelga y en na estamos alli!!! Ondo pasa txapeldun!!!!

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  4. Mendi, ekarri holako furgona bat!!!! Eutsi txapeldun!!! Txarli

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  5. Grandísimo viaje que me trae muchos recuerdos. Aupa Iker!!

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